El precio justo (1988). Pesadilla catódica 30/110.
Fiel reflejo de esa cultura del hacer dinero de forma fácil (que de forma tan totalitaria y aberrante se ha implantado en este país) supone el fin de la época de programas de éxito donde se premiaba la inteligencia, mejor dicho los conocimientos de los concursantes.
Los listos, las enciclopedias ambulantes, los ratones de biblioteca fueron desubicados de la tele (último sitio en el que tuvieron posición social). Los nuevos millonarios lo serían gracias a la suerte. Para el que no lo sepa (supongo que porque sea de otro planeta) el programa consistía en averiguar la tasación de productos de consumo, el que más se acercaba a su precio era seleccionado para concursar por el preciado escaparate.
Copia total de la versión americana fue dirigido por el incapaz de Ramón Pradera. Joaquín Prat sensibilizaba e hipnotizaba al espectador con su frase: ¡¡¡ A Jugaaarrrr!! y su mano volaba hacia abajo. Sus “tonteos” con las “azofaifas” quedarán para la historia del machismo de las 625 líneas. Cualquier ama de casa, funcionario, albañil, jubilado o solterona podían ser participantes. Como particular espíritu santo la voz desde las alturas de Primitivo Rojas, maestro de las subastas y del dejarnos con la boca abierta ante el espectacular deportivo rojo o el apartamento en Torrevieja.
En definitiva capitalismo puro que se salvó de las ideas “comunistas” que dominaban la televisión gracias a que cualquier tonto podía llevarse los premios. Publicidad descarada, spot televisivo constante. Criticarlo es fácil porque a mi no me tocó nunca uno de esos escaparates de más de veinte millones de pesetas.
Conoció una (per)versión reciente del todo esquizofrénica presentada por Mr. OT alias Carlos Lozano, pero no era ni siquiera similar y los premios eran basura de la que desechaban en Prado del Rey.
Los listos, las enciclopedias ambulantes, los ratones de biblioteca fueron desubicados de la tele (último sitio en el que tuvieron posición social). Los nuevos millonarios lo serían gracias a la suerte. Para el que no lo sepa (supongo que porque sea de otro planeta) el programa consistía en averiguar la tasación de productos de consumo, el que más se acercaba a su precio era seleccionado para concursar por el preciado escaparate.
Copia total de la versión americana fue dirigido por el incapaz de Ramón Pradera. Joaquín Prat sensibilizaba e hipnotizaba al espectador con su frase: ¡¡¡ A Jugaaarrrr!! y su mano volaba hacia abajo. Sus “tonteos” con las “azofaifas” quedarán para la historia del machismo de las 625 líneas. Cualquier ama de casa, funcionario, albañil, jubilado o solterona podían ser participantes. Como particular espíritu santo la voz desde las alturas de Primitivo Rojas, maestro de las subastas y del dejarnos con la boca abierta ante el espectacular deportivo rojo o el apartamento en Torrevieja.
En definitiva capitalismo puro que se salvó de las ideas “comunistas” que dominaban la televisión gracias a que cualquier tonto podía llevarse los premios. Publicidad descarada, spot televisivo constante. Criticarlo es fácil porque a mi no me tocó nunca uno de esos escaparates de más de veinte millones de pesetas.
Conoció una (per)versión reciente del todo esquizofrénica presentada por Mr. OT alias Carlos Lozano, pero no era ni siquiera similar y los premios eran basura de la que desechaban en Prado del Rey.
3 Comments:
At 4:26 p. m., Anónimo said…
Vaquita super glam glam les recuerda que Carlos Lozano conoció en esta perversión a su compañera sentimental durante varios años y madre de su hija Luna, Mónica Hoyos. Ahora los tortolitos están separados definitivamente por "diferencias irreconciliables", una pena.
At 1:47 p. m., Anónimo said…
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At 9:41 p. m., Anónimo said…
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