Memorias del ángel caído (1997)
Ayer tuve la suerte de poner esta cinta, y créanme cuando les digo que me gustó entre mucho y mucho bastante. Se supone que el que suscribe tiene como afición el cine, lo que no quiere decir que entienda o sepa. Consideren el texto como una aproximación personalista al título. Atención porque hay chafamientos o “spoiler” (¿alerones?).
Comienza la película con un curita que presenta cierta obsesión por la tabla periódica de elementos que nunca llegué a aprender. Dices… ¿qué coño hace un cura repasando la tabla periódica? Ni lo sé ni me importa, y parece que a los directores de la peli tampoco.
Continuamos con la celebración de un bautizo en el que un foco de Kapital ilumina la cúpula de la iglesia produciendo la congelación del agua bendita. Todo el mundo lo interpreta como un milagro milagrote cojonudo que ha tenido que hacer Dios por aquello de hacer la “Gracia”. Como consecuencia el niño se queda más moro de lo que estaba.
La noticia sale en todos los periódicos y a la iglesia van periolistos y demás a ver que pasa. Total que dan la Comunión y se mueren todos los que comulgan, pero al tercer día resucitan gracias a que Dios sólo los había “drogao”.
Detrás de todo esto hay una secta satánica que Echanove es incapaz de descubrir. Menos mal que el cura deja de estudiar química y se mete a detective privado de los que ven monjas que vuelan por el suelo y no tienen cara. El cura se tiene que ir al Pozo del tío Raimundo porque los yonquis han montado un chiringuito que le hace la competencia, total que va a ver como está montado el negocio… Detrás de todo esto había otro cura que era un cabronazo que decía que tenemos que adorar al demonio y endrogarnos y hacer el mal por el mundo porque este planeta es de Satanasa y el hijo del cura renegado (Jose Luis López Vázquez) estaba en el ajo. Y al final ganan los buenos.
Y ahora viene cuando digo qué me ha parecido la película. Para ser la primera cinta de Fernando Cámara y David Alonso ole, ole y ole. Unos actores impecables y haciendo papeles como está mandao: Santiago Ramos, Emilio Gutiérrez Caba, Héctor Alterio y Jose Luis López Vázquez. Algunos dicen que con un registro un tanto teatral ¿lo hace mejor Paris Hilton? Una realización impresionante, si bien es cierto que abusa del uso del templo y dependencias de la comisaría está rodada con gran eficacia. El guión está un poquito cogido por los pelos, pero la ambientación es tan buena que la “jugada” argumental pasa casi desapercibida. Vamos, que me ha gustado mucho.
La cinta plantea la eterna lucha entre el bien y el mal y la rebelión de las minorías contra las masas. La juventud marginada se evade del mundo a través del uso de sustancias y les lleva a un estado de contemplación ¿ascetismo? y ¿santidad? de la virgen que llora sangre que sólo se consigue con la química. (En ciertos medios se ha hablado mucho del uso de sustancias que hacían ciertos personajes históricos para contactar con los dioses). Lo hace una minoría a la que hay que perseguir, esos que se dejan llevar por el principio homeostático del placer y que son los peligrosos. Ya se sabe que las ideas nuevas que provocan ruptura de paradigma no son bien avenidas.
Por otro lado, y en el mismo sentido se plantea otro tema universal. La lucha entre la fe y la razón, provocándose una discusión entre los protagonistas por este motivo. Quienes quieren creer que el plan de Dios está detrás de los milagros y quienes piensan que son curiosidades científicas. La película no explica quién ha congelado el agua.
Aparece un personaje cuasimitológico y legendario, el padre Matasanz, profesor del seminario que escribe el libro maldito en el que dice que este es el mundo del diablo. Por lo tanto todo lo que hagamos en esta vida no tiene sentido. Fue echado del seminario pero entre sus alumnos estaban el actual párroco de la iglesia en la que se sucede la acción.
En definitiva, una película muy bien realizada para ser una ópera prima, un reparto extraordinario y una historia propia de finales de milenio.
Comienza la película con un curita que presenta cierta obsesión por la tabla periódica de elementos que nunca llegué a aprender. Dices… ¿qué coño hace un cura repasando la tabla periódica? Ni lo sé ni me importa, y parece que a los directores de la peli tampoco.
Continuamos con la celebración de un bautizo en el que un foco de Kapital ilumina la cúpula de la iglesia produciendo la congelación del agua bendita. Todo el mundo lo interpreta como un milagro milagrote cojonudo que ha tenido que hacer Dios por aquello de hacer la “Gracia”. Como consecuencia el niño se queda más moro de lo que estaba.
La noticia sale en todos los periódicos y a la iglesia van periolistos y demás a ver que pasa. Total que dan la Comunión y se mueren todos los que comulgan, pero al tercer día resucitan gracias a que Dios sólo los había “drogao”.
Detrás de todo esto hay una secta satánica que Echanove es incapaz de descubrir. Menos mal que el cura deja de estudiar química y se mete a detective privado de los que ven monjas que vuelan por el suelo y no tienen cara. El cura se tiene que ir al Pozo del tío Raimundo porque los yonquis han montado un chiringuito que le hace la competencia, total que va a ver como está montado el negocio… Detrás de todo esto había otro cura que era un cabronazo que decía que tenemos que adorar al demonio y endrogarnos y hacer el mal por el mundo porque este planeta es de Satanasa y el hijo del cura renegado (Jose Luis López Vázquez) estaba en el ajo. Y al final ganan los buenos.
Y ahora viene cuando digo qué me ha parecido la película. Para ser la primera cinta de Fernando Cámara y David Alonso ole, ole y ole. Unos actores impecables y haciendo papeles como está mandao: Santiago Ramos, Emilio Gutiérrez Caba, Héctor Alterio y Jose Luis López Vázquez. Algunos dicen que con un registro un tanto teatral ¿lo hace mejor Paris Hilton? Una realización impresionante, si bien es cierto que abusa del uso del templo y dependencias de la comisaría está rodada con gran eficacia. El guión está un poquito cogido por los pelos, pero la ambientación es tan buena que la “jugada” argumental pasa casi desapercibida. Vamos, que me ha gustado mucho.
La cinta plantea la eterna lucha entre el bien y el mal y la rebelión de las minorías contra las masas. La juventud marginada se evade del mundo a través del uso de sustancias y les lleva a un estado de contemplación ¿ascetismo? y ¿santidad? de la virgen que llora sangre que sólo se consigue con la química. (En ciertos medios se ha hablado mucho del uso de sustancias que hacían ciertos personajes históricos para contactar con los dioses). Lo hace una minoría a la que hay que perseguir, esos que se dejan llevar por el principio homeostático del placer y que son los peligrosos. Ya se sabe que las ideas nuevas que provocan ruptura de paradigma no son bien avenidas.
Por otro lado, y en el mismo sentido se plantea otro tema universal. La lucha entre la fe y la razón, provocándose una discusión entre los protagonistas por este motivo. Quienes quieren creer que el plan de Dios está detrás de los milagros y quienes piensan que son curiosidades científicas. La película no explica quién ha congelado el agua.
Aparece un personaje cuasimitológico y legendario, el padre Matasanz, profesor del seminario que escribe el libro maldito en el que dice que este es el mundo del diablo. Por lo tanto todo lo que hagamos en esta vida no tiene sentido. Fue echado del seminario pero entre sus alumnos estaban el actual párroco de la iglesia en la que se sucede la acción.
En definitiva, una película muy bien realizada para ser una ópera prima, un reparto extraordinario y una historia propia de finales de milenio.
1 Comments:
At 4:15 p. m., Anónimo said…
Me parece que no hemos visto la misma película ussía y yo; atención: sólo vemos escenas en la Iglesia, sin embargo la casa sacerdotal está muy conseguida, con esa ausencia casi absoluta de decoración propia de los auténticos curas de barrio que dan sus cosas a los realmente necesitados, pero bueno, que me voy, la cosa es que los diálogos, a veces, son un poco besugueriles y además los actores, psé, qué le voy yo a decir, pues son todos tan conocidos que no me pegan de curas, sobre todo el hiperactractivísimo Hector Alterio (como todos los argentinos envejezcan igual...).
Por otra parte no sé, pero me parece a mí que para que Asunción Balaguer se hubiera inyectado aire en las venas, tenía que haber hecho prácticas en la Rubber Internacional, porque mira que es difícil pinchar en las venas, que cuando vas a donar y te pilla un enfermero novato te dan ganas de salir corriendo, pues prueba a hacertelo a ti mismo en la cama en la que acabas de encontar muerto a tu único hijo por sobredosis, hay que tenerlos del tamaño de un melon.
Vamos, que no me gustó casi nada, sólo dos escenas merecen una mención especial del jurado (YO): la Pietá, muy lograda, y la resurrección del muerto en el depósito.
Por lo dermás, pues qué le voy a decir, usted y yo las hemos visto mejores.
(¿qué tal? ¿te gusta más que escriba de usté, como si no te conociera?)
Yo también sé escribir chorraditas, además de mensajes de apoyo moral.
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