La Pradera Sin Ley

La Pradera Sin Ley, también conocida como la pradera sin madre evoca una época de grandes descubrimientos que serán redesvelados a través de este blog. Todo lo que aquí se describirá tuvo existencia real (aunque fuera por momentos).

24.6.06

No te lo pierdas (1990). Pesadilla catódica 47/110.

Leticia Sabater pasaba de ser azafata en la Vuelta a España a intentar ocupar el trono dejado por Maria Luisa Seco (Miriam Díaz Aroca y sus patines eran también candidatos hasta que se desengañaron).

Niña de papá que intentó el salto a la fama con un programa delirante, ridículo, falto de sentido común (hecho a su medida). Supongo que el hecho de tener un desarrollo cognitivo propio de los 6 años facilita la tarea de conectar con los infantes.

Llegó a grabar un maxisingle con letras como “Esta es la mía, en tu casa o en la mía” o “Mi vecina favorita”. Explotaba cierto tono sexual que no me atrevo a decir porqué nadie le ha echado en cara.

De hacer el ridículo con los chavales pasó a la comedia “Taller mecánico” de Mariano Ozores en la que nos demostró sus dotes como actriz nulas. De ahí el salto a Telecirco con “Desayuna con alegría”, “A mediodía alegría” y “Vivan los compis” (un Vivan los novios despertando la sexualidad a menores).

Ha resistido en la 2 muy bien durante algunos años enseñando culo, luego pasó a La isla de los famosos y en Crónicas Marcianas no hubo quien la aguantase.

Por cierto, que va a hacer un año que La Reina de los Siete Mares y un servidor coincidimos con Leticia en un concierto. El espectáculo fue deplorable, dantesco, asqueroso, pseudo-pornográfico, triste… Os cuento, la señorita se presenta con dos horas de retraso en lo que se supone que es un espectáculo infantil. Tiene un cuerpo de baile formado por dos chicos, una chica y una niña de unos quince años.

El show comenzó con un “playback” de Shakira, continúo con un poquito de esa mierda de perreo que tan de moda está y nos remató con canciones de la Disney (los pocholitos abandonaron en ese momento). Los modelitos iban desde pantalones vaqueros muy cortos a súper-minis. A destacar el gorrito con orejitas de Mickey. Todo el tiempo mantenía un intento de actitud que intentaba ser sexy pero llegaba a ser erótico-festiva e incluso pornográfica (un numerito con una pistola futurista de juguete que despertaba una vergüenza ajena del nivel de Cañita Brava en El Semáforo). La chica se hartó de pronunciar tetas y enseñar culo y entrepierna para disfrute de padres, vergüenza de madres y desconocimiento de niños.

Destacar la presencia de un grupo de jóvenes que se lo pasaron de miedo dando saltos y coreando las canciones de la artista que se atrevieron a hacer un par de pancartas en las que pedían un poquito de dignidad para unas fiestas que en justicia no se merece ningún ser humano.

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