La Pradera Sin Ley

La Pradera Sin Ley, también conocida como la pradera sin madre evoca una época de grandes descubrimientos que serán redesvelados a través de este blog. Todo lo que aquí se describirá tuvo existencia real (aunque fuera por momentos).

9.6.06

El mundo por montera. Pesadilla catódica 37/110.

Siempre he pensado que Fernando Sánchez-Dragó es un buen escritor, e incluso no es mal pensador (su desarrollo sobre cultura gitana es de los más interesantes que he leído). Pero no se qué le pasa que cuando le llevan a la tele se hace pajas mentales, se le quema el cableado y conduce espacios del todo extraños o marcianos (quizá geniales, de lo mejor de la telebasura española).

El mundo por montera fue un cultural de esos en los que Sánchez Dragó invitaba a sus amigos y llevaba todos los libros que tenía en casa para que los niños los viéramos y no se nos ocurriese leer. De desarrollo atonal sólo roto por los exabruptos reaccionarios que siempre he pensado que sacaba a relucir para chulear y hacerse la Lisa Simpson (al fin y al cabo puede hacerlo) quedó relegado a altas horas de la noche, ya que su contenido ayudaba a conciliar el sueño a las almas insomnes.



Tertulia sobre lo divino, lo humano y el siempre buen hacer de los egocentristas invitados (al fin y al cabo iban a hablar de su libro, Umbral se equivocaría de programa años después) que fue “empañada” con uno de los momentos más divertidos y provocadores de vergüenza ajena de todos los tiempos de la televisión. Como ustedes sabrán me estoy refiriendo a ese estado de Fernando Arrabal cuando fue abducido por el dios Baco en pleno desarrollo de argumentos “mineralistas” y monólogos mientras se caía al suelo o se subía encima de una mesa. Desde ese momento el nivel de audiencia del programa aumentó, se llenó de morbosos deseando ver otra melopea sin par. De hecho desde este momento aumentó la cantidad de bebidas alcohólicas disponibles en el mueble bar de los invitados de programas. Sólo hay que ver en el estado que salen algunos famosos a Salsa Rosa de Telecirco.



Posteriormente, y en pleno período del Aznarato tuvo otro momento bastante interesante en ese programa denominado “Negro sobre blanco” (¿o era “Blanco sobre negro?”, que pena confundo el original con la parodia de los horribles Cruz y Raya) en el que Alejandro Jodorowsky (Curiosamente fundador con Arrabal, según dicen algunos del llamado teatro pánico, por cierto ¿Cuánto durará su marcianada en la 2?) le echaba las cartas del Tarot y el otro se hacía el listo en plan antropológico.

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